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    El itinerario cultural de la carrera de Indias y su arquitectura defensiva. Patrimonio, territorio y turismo cultural

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    El espíritu de aventura es la pasión de los emprendedores, donde la ambición más el riesgo en combinación con la búsqueda del éxito, bajo la incertidumbre del posible fracaso o la buena suerte de lograr el propósito final, juega el papel primordial de las grandes vivencias, de los retos y del saber gestionar las relaciones entre el éxito y el fracaso. He aquí ese espíritu de aventura con el cual se inundó esa humanidad conquistadora y avasallante que labraron el Itinerario Cultural de “la Carrera de Indias” y su Arquitectura Defensiva, en los pasados siglos XVI, XVII y XVIII. El riesgo asumido y el aval dado por el reino de España fueron decisivos para la creación de la red de comunicaciones comerciales que, por primera vez, entrañó una dinámica espacial e intangible de ida y retorno, mediante la gran movilización naval por mares y océanos, que terminó uniendo a tres continentes dejando a su paso numerosos enclaves arquitectónicos defensivos, los cuales fueron claves en la gran mecánica funcional del monopolio comercial español, así como, en la protección de sus rutas de navegación, los caminos reales y las relaciones político, administrativas y comerciales con sus posesiones en ultramar. Ante las murallas y los revellines o los baluartes y garitones que se muestran a las miradas ensoñadoras, se busca la comprensión de estas fortificaciones no sin antes dejar fluir la imaginación a tiempos pretéritos impregnados de historia. Este es el sentimiento genuino que devela el Morro, el Castillo San Cristóbal, las murallas y los baluartes del viejo San Juan de Puerto Rico, o el Castillo de San Marcos y el Fuerte Matanzas en San Agustín en la Florida, o las murallas de Cartagena de Indias y su castillo fortaleza sobre la colina de San Lázaro, o las tantas otras fortificaciones esparcidas por las geografías del Nuevo Mundo, quedándonos atrapados en los matices ocres de las sombras y la luz de un ocaso de Sol que dibujan sus perfiles contra el azul del cielo y del mar de fondo, que les sirven de telón. Es así, como las murallas, los revellines, los castillos y fortificaciones abaluartadas nos brindan el diseño de sus volúmenes arquitectónicos, cuya piel pétrea regala la visión de los sillares de piedra coralina, haciendo detener, en esa visualización perceptiva, que llena todos los sentidos ante el paisaje defensivo, testigos mudos de fragores de guerra, de corsarios, y piratas con intentos de invasión, con ello, el sentimiento oponente y pensamiento libertario hablan de heroísmos y sobrevivencia. Pero, lo que realmente asombra son sus ubicaciones estratégicas, en un entorno natural de gran belleza y pluralidad significativa, formando conjuntos urbanos y/o paisajes culturales que describen los estilos de defensa, la nueva poliorcética y el militarismo Colonial, todo lo cual, en conjunto, las hace poseedoras de una gran riqueza patrimonial. Al asomar por los garitones y troneras se percibe, en esos universos arquitectónicos defensivos, los destinos de las diversas culturas, como la criolla mestiza e indígena, o la hispana medieval y renacentista, que reflejan de manera muy clara una composición multicultural, heterogénea, compleja y dinámica, que en el presente atraen tantas actividades turísticas y excursionistas, a todas las escalas, porque son hitos atractivos para los visitantes. Motivando por si solo el desplazamiento de miles de personas para su contemplación a lo largo del tiempo, en función de su condición de Centros y Fortalezas Defensivas. Sus enclaves defensivos a lo largo de las costas del Atlántico, del Pacifico y el Caribe, están construyendo con paisajes culturales de valores singulares, de ahí que, sean un magnífico ejemplo de arquitectura militar española, único y vanguardista, fundamentado en el “arte militar” que definieron una Ruta Defensiva, preñada de una fuerte identidad hispanoamericana y en la actualidad son lo preciado del Itinerario Cultural de “la Carrera de Indias”. Todas ellas representan varios destinos históricos y patrimoniales, muy experimentados, e incluso turísticos, que lentamente se van haciendo más dinámicos en relación a otras formas turísticas, como las vinculadas a la naturaleza. En la contemporaneidad de los actuales días y a través del prisma de la memoria histórica, se concientizan la conexión legitima a un paisaje cultural de valores singulares, caracterizando y denotando una fuerte identidad etnográfica que, a través de la modernidad, solo queda admirar. Sus ejecuciones constructivas denotan brillantez en el diseño y la tecnología; basta con observar el levantamiento de los muros mediante grandes bloques de piedra coralina, todos labrados y formando sillares, igualmente, en los taludes de gruesos diámetros, funcionando como sistemas defensivos proyectados hacia el mar, pero al mismo tiempo anclados a los farallones y peñascos, tal cual gigantes pétreos y megalíticos, apañándose para confrontar las armas de fuego con gran poder de penetración, en los asedios de los piratas y corsarios ávidos de ambiciones y lujurias, impidiendo así el paso a tierra firme y defendiendo los principios de la vida. Han sido, vigilantes pétreos que se mantienen, en el tiempo y el espacio, resguardando las bahías de bolsa y las desembocaduras de ríos, donde las naves de “la Carrera de Indias” se refugiaban por ser puerto seguro. Transmitiendo, cada día, el sentir de los Ingenieros del Rey y sus constructores, quienes en cruzada arquitectónica e ingenieril dejaron plasmado, en un lenguaje claro, los novedosos conceptos del abaluartado renacentista y moderno, quedándose como huella indeleble en el Nuevo Mundo, como siembra de una nueva tecnología muy alardeada por ellos, en ese tiempo de nuevas experiencias en las geografías del territorio descubierto y recién conquistado. Dejadas como el gran legado tecnológico a las nuevas generaciones. Hoy, se impone la necesidad de redescubrirlas. Hoy debemos proponer abrir esa brecha y hacer ese contacto vital, al cual estamos invitados, y de esa forma conocer y entender sobre el pensamiento tecnológico de los ingenieros militares que pasaron al Nuevo Continente, creando ese Itinerario Cultural y su arte arquitectónico defensivo

    Formaciones imaginarias del diseñador gráfico en el discurso del campo académico.

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    En este trabajo se describe un proyecto de tesis doctoral en el que se analiza el discurso sobre el diseñador gráfico. Se parte del supuesto de que existe una tricotomía de su perfil: 1) el campo profesional, 2) el campo educativo y, 3) el campo académico. Proponemos que dicha tricotomía permite la identificación de imaginarios sobre el tema, y no solo eso, sino que también aporta elementos que conforman la identidad (Bauman, 2002) de un diseñador gráfico. La pregunta de investigación es ¿Cuál es la identidad discursiva del diseñador gráfico en el campo académico? La investigación descrita es de tipo cualitativo y deductivo; para la construcción la identidad discursiva (Van Dijk, T; 2008) del diseñador gráfico, se toman en cuenta diversas publicaciones: principalmente investigaciones y breves artículos difundidos en comunidades/foros de reflexión y debate en torno a la temática, además de memorias de congresos y libros. En apoyo al desarrollo del proyecto se ha diseñado un Laboratorio de Intervención en el Diseño, cuyos objetivos son impulsar el desarrollo social y cultural de los diseñadores gráficos por medio de la investigación, educación continua, producción y vinculación. En un primer acercamiento a las formaciones imaginarias (Pêcheux, 1978) sobre la identidad del diseñador gráfico se centran en el grado de erudición para la ejecución de su trabajo, en la cultura que demuestran y en la autonomía con la que producen
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